31.8.05

It's evolution baby


Casi no lo he conocido, pero es algo que me gustaría que hubiese durado un poco más. Por lo menos habría hecho al ser humano un poco más humilde y las cosas banales sólo habrían sido eso, banales.
No hay dos personas iguales, eso es divertido, pero es un poco desesperante ver como hoy en día, cada vez que alguien pregunta en qué trabajas, a qué te dedicas o qué estudias, su mirada baja o sube por encima de tu hombro dependiendo de tu respuesta, sea falsa o cierta. En vez de seres humanos nos hemos convertido en acumuladores de hábitos con etiquetas. Y parece que no eres nada si no eres Ingenierio Aeronáutico, Neurocirujano, Físico Nuclear, Filólogo de la lengua Hispánica, Catedrático de Filosofía, o si no tienes al menos un Master en Dirección de Empresas y Protocolo.
No vamos a valorar si es o no admirable la capacidad intelectual de aquellos que logran ciertos títulos. Pero al final, la sangre que nos fluye a todos por las venas, es del mismo color.
Después de todo, no habríamos llegado hasta aquí si todos nuestros antepasados no hubiesen sido panaderos, lecheros, peluqueras, albañiles, tapiceros, cerrajeros, electricistas, cristaleros, fontaneros, repartidores, camioneros, taxistas, taquilleros, cocineros, camareras, señoras de la limpieza… mientras que ahora sólo nos preocupa lo que pone en nuestro currículum y las cifras de nuestra cuenta bancaria, para irnos a un hotel de cinco estrellas en vacaciones y comprarnos un coche de lujo. Para apuntarnos a un gimnasio donde van los famosos para ir tres veces al año. Para que en la casa tengamos muebles de madera de roble comprados en el corte inglés y para que podamos usar maquillaje de Christian Dior, colonia de Calvin Klein y ropa de marca. Cuando en realidad todo lo que necesitamos para ser felices es comida, un techo, salud, amor y no pensar demasiado en que al final... la muerte nos iguala a todos al mismo plano.
El del suelo.
No sé si somos más ridículos o más absurdos, cuando oigo a mi vecina de 35 años quejarse porque tiene el culo muy gordo y necesita urgentemente ir a un endocrino para ponerse a dieta y apuntarse a un gimnasio y tener “tiempo para ella” mientras coge el ascensor para subir los cuatro pisos, utiliza mando a distancia para todo lo que pueda evitar el tener que moverse, lleva a los niños al colegio de la esquina en coche y contrata una chacha para no tener que hacer ella nada en la casa. Además que se alimenta de comida basura y luego “yo no sé porqué engordo” o “es el stress”. Y así miles de cosas.
Hemos destruido las cosas puras y con el nacimiento de la era “moderna” y de las nuevas tecnologías en lugar de sumar y seguir y aprovechar los medios para mejorar, perdemos lo mejor. Nos olvidamos de lo que hemos sido. Cuando la mayoría de los actos cotidianos no requieren esfuerzo, el día a día pierde sentido y se convierte en una escalera mecánica donde cada escalón es exactamente igual al anterior.
Por mucho que evolucione la ciencia, no es lo mismo el pan de fábrica que el de panadería, ni tiene nada que ver un mueble hecho a mano que uno comprado en ikea, tampoco podremos jamás comparar la comida enlatada con lo que nuestra abuela preparaba durante horas y horas cuando íbamos a visitarla.
Estamos evolucionando o será el caos tecnológico premonitorio del Apocalipsis. La tecnología nos persigue pero nosotros somos más rápidos, nos ponen todo en bandeja para hacer la vida sencilla y nosotros como si nada, oímos campanas y no sabemos dónde.
"El hombre siempre quiere retornar a sus raíces, quiere volver a la naturaleza.
Pero no a pié. "



Ácida S.