2.3.07

Yoha


Esta mañana me has llamado desde el aeropuerto, para decirme que te ibas al otro lado del Atlántico, así de lejos, así de pronto.
Tanto que sólo he podido decir: “ya?”

Sabes que soy una persona de rutinas, de costumbres, que al igual que tu, con poco me conformo y que me basta con tener un mínimo espacio y un entorno que no varíe más que para ir a mejor. Y que sobre. Para que las personas como tu no falten.

Y ahora eres la guinda que se fue de mi tarta, me has dejado el huequito en el centro de la nata, y en lugar de una tarta parece un mojón de pastel soso y endurecido que no me provoca nada. Lo siento, la metáfora tenía que ser con comida… Tengo tu regalo misterioso en el armario esperando que regreses para que por fin, a ti que tanto te han gustado las sorpresas, te toque abrirlo.

Las cosas son así, aunque a veces deseo no haber pasado por según que sitios, mira que cosa, te conocí en una reunión de trabajo, así de sopetón. El día anterior tuve que preguntar como eras para reconocerte al verte y alguien me contestó: “es... es preciosa”, que traducido sería “tan linda”.

No sé, quizá me conquistó tu permanente sonrisa y tu manera de expresarte, que eres distinta, tu alegría, tu valor y tu naturaleza (ardor guerrero) para dar de vez en cuando un buen golpe sobre la mesa. Tu gran corazón y tus detalles, las cosas pequeñas, la capacidad que tienes para ver lo que las personas llevan dentro, entre pecho y pecho (aun sin operar), eres de las pocas personas en el mundo con las que puedo ser yo misma porque sé que disfrutas con mis virtudes, con mis defectos y con como te los cuento, que no me juzgas, que eres mi cómplice. Que no me vas a reprochar que un año entero vaya de negro. Que cuando me haces un regalo piensas en que me guste a mí.
Eso lo aprecio.

Seguramente cuando leas esto echarás la cabeza para atrás y abrirás los ojos como dos charcos y dirás “en sério?” con un acento leve en la “é”.

Pues sí amiga, esto es una declaración en toda regla para que todo el mundo sepa que me parece fatal que precisamente tú, te hayas ido.
Aunque sé que volverás, y yo estaré aquí… en el lugar de siempre, en la misma ciudad y con la misma gente. Y saldremos para quemar la noche y celebrar que vivimos la cruda realidad, que cuando queremos ver mundo miramos bajo nuestros pies, que nuestro primer principio dice así: “no te aferres, no te aferres a un imposible”.
Y a tomar tequilas y a ser nosotras.
Que no somos como las demás. Para que Madrid tiemble y amanezca diferente después de nuestro paso.

Busco la foto que encaje contigo, encuentro esta, que me recuerda a mí, hace unos años y me da nostalgia, pero también me da pereza… no es la chica, ni es el saco, ni es la pelea.

Hay que saber ver detrás.
Y tu lo harás.


Ácida S.