30.9.04

18.9.04

cosas

Es verdad. Las lágrimas se acaban.
Supongo que todo depende de cómo las repartamos.
Yo las he gastado todas en los primeros años de vida, por eso ahora ya no me quedan. Ni una gotita.
Es una ventaja porque ya no me tengo que aguantar en el cine cuando veo una película que me emociona, aunque cuando estoy triste o me irrito no puedo desahogarme y pongo caritas como de llorar pero nada. Los ojos secos como dos trapos.
Puede parecer una tontería pero echo de menos esos afluentes que manaban de mis lacrimales, pupilas dilatadas, mejillas irritadas, dolor de tráquea incluso… y luego la calma. La adrenalina, esa sensación de haberlo sacado todo hacia fuera, y que las penas se hubiesen evaporado con toda su sal.
No me queda nada de eso, así que he decidido canalizar todos mis episodios dramáticos hacia la alegría, al principio era complicado pero ahora ya no puedo parar. Como quien dice... con el paso de los años, uno aprende a llorar riendo.
Cada pequeña cosa, cada detalle, hormiguitas en el suelo, nubes con formas de huesos, miradas, sonrisas, guiños de ojos, “gracias”, quizá nunca sepas que todos los días veo tu cara en el sol, esa canción, tu olor, calor por las noches, háblame bajito, piel suave con gel Sanex, el viento en mi pelo, tu voz por teléfono... y más detalles. Infinidad de cositas a las que me aferro para estar tranquila, cosas que son capaces de enterrar todo aquello que me hacía daño. Reitero una vez más que es la sensibilidad lo que me ha hecho más fuerte. Darme cuenta que no importa nada porque yo soy única y no hay en todo el universo otra como yo. Con eso me basta.
Y contigo me sobra. Paso de negro a blanco y suma. Y sigue. Continúo con mi sonrisa para hacerte feliz, dejo todo a un lado y me concentro, negro, blanco, negro... rojo pasión lo que tu quieras, pero no pierdas nunca la capacidad de emocionarte.

8.9.04

jack



ELLA - “Cada uno tiene sus cosas. Tú juegas conmigo. Yo hago todo lo que me dices. Y estoy encantada con nuestros respectivos papeles. Asusta que me haya acoplado a ti tan fácilmente con los mundos tan distintos en los que vivimos. Que me guste estar en el escalón de abajo. Que me conforme no es, es casi que lo disfrute. Tu en tu torre, yo en mi tumba. Los dos en una nube a partir de las doce. Tu mi cenicienta, yo tu calabacita. Y no hay príncipe ni princesas porque esta vez es real y distinto. Sobretodo distinto. Nunca había sido “ella”. Soy la mujer de los sueños de Jack?”

EL - “Nena, nena… Mi teléfono no para de sonar pero nunca eres tu, y cuando eres tu no suenas como yo quisiera que sonases. Eres ausencia y lejanía en estado sólido. Minutos de armonía ahogados en horas y horas y horas… un mar de angustia. Eres el fin de mi paciencia infinita, mi soledad cuando estás conmigo, el eco sordo del reloj que cuenta el tiempo hasta que nos volvemos a ver, eres el hasta luego y el hasta nunca más, eres el "mañana si eso te llamo", eres mi teléfono sin sonar. Mi caricia fría, el beso que no me sabe a nada, eres mi cara de pena, la luz y la sombra de la foto en que salgo borroso. Eres mi mirada vacía, mis puños apretados, mis labios mordidos. Eres mi corazón roto. Digamos que me has conocido en un mal momento.”
ELLA – “Tranquilo, estoy bien. Es mi estado habitual. Lo abstracto se acaba por convertir en lo cotidiano cuando se trata de mí. Soy una casa en ruinas. Aun así me decoro y adecento cada vez que tu me visitas, porque una visita así no se tiene todos los días. Una carita de pena no se alegra todos los días. A una princesa de arena no la besan todos los días. Te he conocido en mal momento? No importa! yo soy irreal, el lado onírico de tu vida. Que finjo ser algo que no soy lo tengo claro desde que nací. No me dotó la naturaleza con nada especial que me gustara así que lo he tenido que ir creando poquito a poco. Que a ti te gusta lo que no soy tampoco me preocupa porque dudo que me conozcas alguna vez y que puedas compararlo. Es como si nada me afectase porque estoy por encima de todo, en otra dimensión, soy la cuarta dimensión de Jack. Que te parece? Como llevas eso de que se hayan invertido nuestros respectivos papeles?”
EL – “Mal, se lleva mal, es tener todas las cosas del mundo y que el mundo se termine, odio compartir. Siempre lo he querido todo para mi, sobretodo lo de los demás. Pero si además estás triste no se, como si me interesaras más. Es por mi? Tengo algo que ver? No creo que sea tan importante en tu vida. Alguna vez piensas en mi? (venga… di que si y yo diré que no te creo así lo volverás a repetir) he dicho esto en alto?”
ELLA - “No estoy triste. Soy triste. Y no me ha pasado nada. Soy el lado oscuro de la vida. Soy la cuerda de los mil nudos. Me retuerzo cada dos centímetros para quedar enredada en mí misma. Soy los labios mordidos de Jack. Según me voy cruzando con los demás, voy evitándolos y giran la cabeza al unísono de mi recorrido. Y pienso que quizá hayan notado con sólo mirarme que ya estoy triste. Y ese vestido me quedaría tan bien. Para que tú me lo quitaras despacito, y me besaras los hombros y me mordieses el alma. Y no se si han notado también que estoy pensando en ti otra vez. Eres mi imago maldita.”
EL – “¿Qué es una imago? No será para tanto. Quizá yo no tenga esa facilidad para expresarme, aunque las cosas de dentro las tenga muy claras, pero no puedo transmitirlas con palabras. Y menos si me miras con esos ojos. Eres mala. Eres cruel. Me haces creer cosas que no parecen lo que son, que no son lo que me susurras al oído. Eres veneno, llevas escudo, puñales y espada, vives en un castillo de tres torres custodiado por dragones de afilados colmillos y te quejas de que nadie valora lo que llevas dentro. Aunque se te salga por los poros. No puedes evitarlo? No sé lo que eres pero sé lo que inspiras. A veces llego a creer que son imaginaciones mías, es una lástima tener que destruir todas las pruebas y que sólo me queden recuerdos, eso sí, grabados a fuego en el alma. Insisto, no tienes corazón”
ELLA - “Me escuecen las mejillas, últimamente sólo tengo ganas de llorar, bebo lágrimas y trago sal, restriego mis párpados pero el torrente de tristeza viene de tan adentro que aunque me hundiera los dedos en los ojos intentando tapar el mínimo hueco, no podría evitar que las gotitas surgieran como de la nada y acabaran resbalando por mis muñecas. Hoy estoy un poco más sola. Por no saber [querer] decir no quiero hacer nada sin ti. Ojalá no hubiese entrado en tu vida tal y como tenía planeado. No quiero que me cojas cariño, ni que tengas miedo a perderme, no quiero que me abraces tan fuerte y no quiero que luego me sueltes. Ni sonreír cada vez que te veo o tener que suspirar tan fuerte cada vez que te tengo, no quiero tenerte porque no quiero perderte. Pero tampoco quiero levantarme y no verte. A mi lado. No quiero llorar por ti, ni para ti. Pero tampoco quiero que otro seque mis lágrimas. Porqué tengo la manía de meterme hasta las venas en el papel de despistada? porqué nunca te llamo? porqué me dedico a fingir que no tengo corazón? si es todo tuyo además. Tenías razón, no tengo corazón, tengo un amasijo de carne trinchada en el pecho que chorrea sangre a borbotones, tengo un trozo de músculo que bombea con las pocas fuerzas que le quedan la sangre diluida que hay en mí, tengo una diana donde han hecho blanco demasiadas flechas y muy pocos flechazos. No tengo corazón porque me lo habéis ido arrancando a trocitos entre todos, lo sé porque hubo una vez que yo no era así. Parece que tu a mí tampoco me has conocido en un buen momento.”

EL –“Vaya. Cuánto lo lamento. Eso es muy bonito. Y muy triste a la vez. Yo lo mismo un día me levanto y me queda todo por debajo, que no me puedo levantar porque las cosas del mundo hacen presión encima de mí. Hoy casi no me he podido levantar. Cuando se ha asomado el sol por la ventana he notado la tristeza encima de mí, encima de la tristeza había un saco de litros de lágrimas, luego estaba la angustia que servía de almohada al fracaso, acostado al lado de la locura (que ironía) y así más cosas hasta el techo. Y yo boca abajo con la sábana por encima de la cabeza no he podido siquiera darme la vuelta. He tenido que esperar a que se fueran todos al trabajo para poder salir de ahí, entonces ya era tarde y he perdido un día más.”
ELLA – “Perder? Define perder. Yo pierdo a menudo la cabeza y de repente es como si yo no fuese bastante para ti y eso hiciese que me empeñara en que tu no fueses bastante para mí, de esta forma no somos de nadie ni para nadie cada vez más [menos]. Soy el corazón roto de Jack. De repente ya no quiero tenerte ni que me tengas, ni creo que esto dure mucho más. Que quieres ganar? No tengo ganas. Vale, si ya no te incluyo es porque yo misma te he puesto en primera fila de la sesión en que me olvido de ti y de todo lo que eres. En cualquier caso siento haberte hecho perder tu hermoso tiempo. Duermes conmigo?"
Ácida S.

2.9.04

blanco

Voy a recoger todas las cosas que tengo tiradas por el suelo: ropa sucia, facturas del banco, mi dignidad, mi sonrisa, besos que no he dado, miradas al cielo, un puto centimo de euro (alguien sabe para que sirven?), palabras que han quedado en mi estómago amarradas por un nudo de nervios, una servilleta con un teléfono apuntado (espero que llame él), caricias de mi madre, un anillo de plata con mi nombre grabado que rodó hasta esa esquina riéndose de mi, recuerdos de los malos, suspiros en botellas de font bella...
Y mi tiempo libre.
Creo que ya está bien, estoy harta de moverme pasando por encima de todas esas cosas, haciendo equilibrios... intentando no pisarlas. Voy a recogerlo todo y ordenarlo por prioridades. Primero las cosas bonitas, luego las importantes. Una vez organizado mi suelo, el de casa, el del trabajo, el de la calle... voy a apuntar en un papel todas las cosas que no quiero volver a perder. Como la alegría. Y voy a abrir la ducha, voy a poner el agua tan caliente que al caer sobre mi piel se va a llevar todas mis penas y mis dudas. Y al salir mientras resbalan las gotitas por mis caderas voy a cepillarme el pelo hasta que quede totalmente desenredado, que no haya más líos ni nudos tan cerca de mi cabeza, no se cómo lo voy a hacer pero cuando se vaya desempañando el espejo quiero ver como se desdibuja una sonrisa de mis labios. No hace falta que sea una muy grande, solo para ir empezando. Tambien quiero ir al armario y encontrar toda la ropa que llevo años sin ponerme porque a los demás les parecía demasiado indecente. Pienso salir así. Indecente pero contenta. Creo que ya está bien, estoy harta de tener que hacer caso a los demás sobre cosas que me conciernen sólo a mi. (continuará)