31.12.06

Por mí


... nunca te preocupes por mí.
Aunque a veces me ha pillado el chaparrón, sé que ahora la suerte está a mi favor.

Sigue siendo mi propósito para cada año que empieza. También para todos los que cenan sin compañía esta noche, para los que hemos descubierto eso más triste que la soledad.
Querer estar solo.

Y gritarle al silencio talk to me like lovers do. Como exigiendo que alguien responda nuestros monólogos y que no sea el eco.
Hay algo peor? Que llamar a tu puerta no obteniendo respuesta?


Ácida S.

30.12.06

best day of my life

Lola entra en la cocina. Suspira entre dientes al ver la montaña de platos apilados en el fregadero, una barra de pan duro encima de la mesa y una manzana podrida en el frutero. El olor es desagradable, la tapa del cubo de basura quedó entreabierta y las colillas de tabaco se mezclaron con la cáscara de naranja de hace varios días y desprende un olor dulzón nicotina.
Dispuesta a poner un poco de orden, abre la ventana de par en par, es Enero y está en manga corta, seguramente se resfriará pero no importa.
No hay tiempo para ponerse algo encima.
Se pone sus guantes y se recoge el pelo en una coleta doblada, de esas de moño de ducha. Saca la bolsa de la basura al rellano, en ese preciso instante baja un vecino por la escalera, Lola quiere, desea, que le diga algo, sólo por el placer de responderle, de mandarle a la mierda un rato. El vecino detecta su ira en la mirada inyectada en sangre que le echa Lola y entona un silbido para pasar desapercibido.
Primero hay que poner otra bolsa en el cubo de basura, pero Dios… está tan sucio, y si lo friego primero? Entonces tendré que esperar a que se seque, da igual, lo seco con un trapo.
Después de dejar el cubo impoluto, recorre el apartamento recogiendo vasos, cucharillas y ceniceros esparcidos por la mesa, la mesita, las mesillas del dormitorio y el baño. Ayer salió tarde al trabajo y dejó un vaso encima del lavabo, tenía restos de zumo de naranja gelatinosos y solidificados.
Tiene que sacar varias cosas del fregadero para poder empezar a fregar, esto lo deduce justo después de abrir el grifo a tope (pues lleva atascado unos meses y Mario aun no lo ha arreglado) y comprobar que con tantos platos todo el agua fría salpica fuera y la empapa la camiseta, parte de los muebles y todo el suelo. Rapidamente cierra el grifo dando un gritito, y comprueba resignada que una de las gotas que le salpicó a su camiseta limpia llevaba restos de tomate frito y aceite.
Después de casi veinte minutos todos los platos están limpios y secos en su sitio, diez minutos más y todas las encimeras relucen. Ya que estamos, barre el suelo y le pasa la fregona para rematar la faena y absorber el agua que antes tiró. Se le ha deshecho un poco la coleta y algunos mechones finos de pelo, llenos de electricidad estática la rozan la mejilla constantemente para su desesperación y angustia, cuando los intenta retirar de la frente se pegan más mechones a los guantes y la pica toda la cara. Al final se quita los guantes, se moja un poco las manos y se hace una coleta de las que no puede una dejar de sonreír.
Aunque llore por dentro.
Vuelve al salón, Mario sigue en el mismo lugar donde se sentó cuando llegaron a casa, en el sofá con la mirada pegada a la tele y al jugador del Manchester con cebollas que ha fichado por el milan y un tal reyes que ha superado a no se quien en la jornada de la champions y de que coño me importa. Tan solo mueve la pierna cuando Lola se para con la escoba en frente suyo, la levanta para que pueda barrer por debajo. Cuando Lola barre por detrás del sofá le observa detenidamente, mira su coronilla ya un poco despoblada y sus movimientos de cabeza y los comentarios que intercambia con una caja de plástico que contiene rayos catódicos. Mario ya no es el de hace 5 años, antes tenía la sonrisa más bonita del mundo, ahora su risa le parece esperpéntica, a veces ridícula, las piernas se le han quedado flacas, la espalda torcida, apocado, su cuerpo está blando, deformado por la misma postura todos los días.
La del cansado.
Lola siente un pequeño mareo acompañado de una náusea y un pinchazo en el estómago, no encuentra el momento de comentarle a su pareja que este mes tiene un retraso y que debería hacerse las pruebas.
Deja la escoba en su sitio y se dirige al dormitorio, se tumba en la cama y mientras piensa se va quedando dormida. De pronto algo la despierta, oye la campana de la cocina, y la viene un nudo a la garganta, gritaría pero está agotada. Es posible que Mario, que volvió al mundo justo cuando pusieron los anuncios, se dio cuenta por fin que Lola ya se había ido a la cama, entonces miró su estomago y su estómago habló y dijo: tenemos hambre, al ver la cocina inmediatamente relacionó = COMIDA.
Asi que abrió el congelador, sacó sus dos filetes, llenó la sartén más grande de aceite y puso el fuego al máximo. Al abrir el grifo para ponerse un vaso de agua, el chorro a presión salpicó dentro de la sartén de aceite hirviendo y toda la cocina empezó a llenarse de micro gotitas de grasa saturada. Lola cerraba los ojos y apretaba la mandíbula con fuerza intentando quitar de su cabeza la cocina llena de grasa otra vez. Lola ya no es la de hace 5 años. Antes poco la importaba como estaba la cocina, si un amigo la llamaba, ella salía a pasar el rato entre cervezas y charlas. Antes se arreglaba el pelo, ahora no puede lavárselo muy a menudo pues ha empezado a caerse de manera exagerada, así que siempre lleva coleta y va sin pintar.
Son las cuatro de la madrugada, de nuevo los anuncios hacen que Mario dé un bote del sofá y casi se caiga al suelo. Con los ojos medio cerrados alcanza su reloj y ve la hora. La tele y la luz están encendidas, la última discusión fue por la factura de Endesa. Se va a la cama y comprueba que Lola está en posición diagonal, a no ser que se partiera en dos, Mario no cabe.
Es su manera silenciosa de decirle: FUERA.
Mario coge sus pies con cuidado con una mínima muestra de ternura. Se hace hueco y se tumba al lado de Lola. Está pálida, hundida en la almohada, Mario se acerca un poco y pasa su mano por encima de su hombro. Lola se da la vuelta, tira de la sábana para el otro lado y tose.
- ¿Estás despierta?


Ácida S.