29.9.06

es mentira

Cuando sabes que alguien (que cada vez te importa menos)
te está mintiendo, o lo que es lo mismo: no te está contando las cosas que no le interesan, no valen las excusas.
Oírlas es como clavarse alfileres debajo de las uñas. Y por eso ya no pregunto.
Yo nunca quiero mirar pero al final miro.
Y siempre que lo hago no me gusta lo que veo.

En ocasiones lo pienso fríamente y llego a la conclusión de que no se puede confiar en nadie, pues hasta la persona que se supone más cercana, tu pareja, tu cómplice, tu confidente, esa persona a la que le regalas tu intimidad, en la que confías tus sentimientos, te toma por gilipollas y se piensa que eres tonta del culo, que has nacido ayer y que porque no te cuente algo no ha pasado.
No hace falta.
Hay cosas que no se dicen pero se notan y aunque a veces prefiero pasar del tema y no discutir no puedo evitarme a mí misma y las apunto todas, con frecuencias y amplitudes asociadas. Y cada vez que me dices que 2 más 2 son 3 porque yo no sé sumar te quiero un poco menos. La última vez que me mintieron no la pude perdonar.
La amplitud de tu mentira es inversamente proporcional a la frecuencia con que te pido explicaciones. [Cada vez menos]
Cuando en el plano vertical no hay confianza ni respeto, es imposible que en el horizontal haya complicidad.
Y me pregunto si en esta vida podré volver a encontrarme con alguien que no me mienta.
Y no perderlo.

Hablar de ello? Cada vez tiene menos sentido.
Me ahogo, me aburro. Me desanimo.

Ácida S.

17.9.06

devuélveme mi CD

Cuando dos personas presuponen que se quieren, empiezan a compartir el día a día, zarpan desde el barco de la convivencia a ninguna parte y todas las cosas materiales de ambos se mezclan con armonía y pasión. Todo encaja.
Tus libros con mis libros, tus cds entre mis cds en estricto orden alfabético, los cargadores del móvil y los cepillos de dientes. La toalla azul, al lado de la toalla rosa.
Los días que uno se encuentra mal, sólo, triste, asustado, mirar dichos objetos consuela, él no está pero está su ropa, no está en casa pero puedo ver sus zapatillas al lado de su pijama.
Cuando uno discute entonces las mira con desprecio.
Porque coño tiene que tener dos cepillos de dientes si apenas cabe el mío, tres cajones para ella sola y yo solo uno, que pasa que no tengo derecho a guardar mi ropa, o.. Dios que son todos esos cables y esos chismes encima de la mesa así no se puede pasar el pronto.
Todo lo que empieza termina, tan triste como cierto.
Todo en esta vida tiene un principio y un fin, es sólo lo de en medio lo que importa, el resto solo son las solapas de las etapas que se suman y siguen.
Y el día del fin, el día de hacer las maletas y dejar de compartir la vida, llega con paso firme, cuando uno ni se lo espera.
Entonces hay que deshacerlo todo, y si ha pasado mucho tiempo, todo objeto parece propio, y además del mal trago emocional de la separación, hay que pasar por la guerra visceral de qué cosas puedes llevarte y cuales no, una negociación dura y llena de malas caras, gritos, forcejeos y portazos. Entonces uno empieza a asociar recuerdos a las cosas, aunque siempre hayan sido cosas, ahora son trozos de la relación. Fotos del pasado que nunca se han hecho, en forma de bolígrafo, de bufanda del Atlético de Madrid, en forma de carpeta, o en forma de disco.
Después?
Espacio.
Mucho espacio. Expansión inmediata en los cajones vacíos, tirar cosas que hemos mantenido por respeto, nueva decoración, visita abnegada al Ikea, redecora tu vida.
Y cambiar todo aquello que era, por lo que es.
Y cada nueva llamada telefónica, cada visita, cada mail, tendrán el mismo asunto...


Ácida S.

9.9.06

ratas


No es que haya tenido una vida muy difícil, quiero decir, no me han maltratado, no han asesinado a mi hermano, no la he cagado y me he dado una ostia con el coche borracha y he atropellado a dos personas.
Quizá me he ahorrado pasar por ciertas cosas, pero tengo muy claro que fuera cual fuera mi situación tengo una dignidad y unos principios que jamás pasaría por alto, no sé, la lealtad, la sinceridad, el dominio propio…

Que uno esté desesperado no justifica que venda su alma al diablo, o que altere el orden y la paz de un grupo en el que no encaja, porque no quiere.
Hay dos cosas que jamás he soportado, actitudes con las que no puedo, que me superan y hacen sacar lo peor de mí. (Que es bastante malo).
La manipulación.
Y el victimismo.
Y tu bonita estás sobrada. No te falta de nada.
El ser humano es transparente para ciertas cosas, y que intentes tomarme el pelo pase, adelante inténtalo, pero por Dios, si ves que no cuela desiste y retírate con un poco de entereza, por que si vas por el camino de la descuartización mental, posiblemente conmigo salgas perdiendo.
Tengo ese defecto.
A hija de puta no me gana nadie.
Tengo el primer premio de soportar hasta reventar, que le voy a hacer no nací para poner la otra mejilla. Yo no soy cristiana, porque antes soy persona, y siento y sufro y cuando algo me jode me callo hasta que no puedo más. Y entonces exploto y parece que llevara al mismo Satanás dentro.
Dos meses intentando no hacerte demasiado caso, la ignorancia es la mejor manera de no perder el tiempo, pero tu nada, acoso y derribo. Cansina, inoportuna, molesta.
Y como si se tratara de “lo normal” te defiendes con argumentos estúpidos de última hora, demagogia barata que te enseñaron en un cursillo para ocultar tu disfunción. La percepción equivocada que tienes de la realidad. El grano en el culo de la sociedad. Un garbanzo negro.
Lo tuyo es realmente triste porque no es una mala racha. Eres así y la gente no cambia.
Te arrastras por donde haga falta, mientes, intentas hundir, vendes a cualquiera por una peseta. Y te parece lógico, natural que todos tengamos que poner de nuestra parte para que te salgas con la tuya, a lo mejor antes ha sido así, pero has ido a dar con una como tu de cabezota. No soy Tauro por capricho…
Eso sí, con una diferencia, que cuando tu entras por la puerta del trabajo, te dejas fuera la honradez y la dignidad. Y aun así no te cabe el uniforme.
Veinte en desacuerdo contigo y estamos todos equivocados. Lo más dramático es que te envenenas con tu propia lengua, demasiadas palabras para tan poco cerebro, te indigestas a tí misma, creo que nunca te has dado cuenta que tienes dos orejas y una sola lengua.
Es para que escuches más y hables menos.
Pero como no, ya está la lista que todo lo sabe abriendo la boca, pues nada, al ritmo de bota bota mi pelota trepa trepa por mi chepa, disfruta mientras puedas, altérate, trece cafés te parecen bien? Yo duermo tranquila, yo no tengo que mirar para atrás cuando camino, no tengo nada que ocultar. Es estresante. No tengo que decir que soy la pobrecita a la que todo el mundo odia, la gente no te aprecia por que sí.
No tengo que acordarme de mis mentiras. Ni tengo que gritar para llevar la razón.
Yo no estoy enferma.
Y si alguna vez lo estuve, pedí ayuda.
Claro que tu no tienes a nadie para eso.

El fin de esta película se escribió mucho antes que el principio, y la gente como tú llega lejos pero dura poco. No lo dudes. No eres la única ni especial ni la primera. Eres sólo una más.

Ácida S.

1.9.06

writeline


Más que escribir, me gusta leerme después.
Sólo puedo escribir cuando estoy sola, cuando me siento sola. Es como hablar conmigo misma para que mi “yo” más profundo - el que siente - pueda comunicarse con mi “yo” esencial - el que padece -

Aun no has llegado a los treinta.
Un día llegas a casa y tratas de abrir la puerta con el billete del metro, intentas cambiar de canal con el móvil y golpeas el aparato contra la mesa pensando que no funcionan las pilas, aunque sabes que golpeándolo tampoco funcionará.
Usas más de 15 productos para tu salud y tu higiene. Cuando te vas a acostar, confundes el Rhinospray con el Vispring, y pulverizas tu ojo con spray nasal. El cansancio pudo con tu capacidad de disociación de dos botecitos parecidos. Utilizas cremas anticelulíticas sin resultados, contorno de ojos, crema de manos, productos que nunca habrías imaginado “imprescindibles” para tu rutina diaria.
Cepillas tu pelo y al limpiar el peine descubres una maraña de pelos largos que sólo necesitan hacer miau para parecer un gato. Tu madre te dice en su visita trimestral “cómo” se te ha puesto el culo desde que te has ido de casa.
Te sientes más cansada que nunca pero no haces tantas cosas como antes. Te planteas operarte la nariz, y ponerte silicona en Venezuela.
Intentas cocinar sano y cuando apenas lo estas consiguiendo te viene un momento de sensibilidad y no puedes evitar el atracón de hägen dazs con nuez de macadamia. Ya no te levantas con la hora pegada al culo, porque ahora no puedes salir de casa sin haber estudiado tu vestimenta, sin haberte duchado y haber utilizado las tres fases de productos clinique en tu cara, el jabón, el tónico, la crema dramatically moisturizing, el pore-minimizer, el contorno de ojos con fps 15, el bálsamo labial… ya no eres sexy sin peinar, ahora recurres a la coleta perfecta y con gomina porque con el pelo suelto pareces la de la papelina de enfrente del portal, todo el mundo te siente delgada, pero tu te sientes cada día menos atractiva y más gorda. Trabajas 10 horas, duermes 9 y si puedes te echas la siesta. Discutes con tu pareja para averiguar quien se ha tomado el último yogur desnatado. Tus conversaciones pasan de grupos de música, conciertos y cuadros de Kandinsky, al mundo rosa, discusiones sobre champú y poner verde a cualquiera. Psicología barata sobre cómo debería ser todo el mundo. Y entre estupidez y estupidez una siempre acaba diciendo: la gente está fatal. Pero eres tu la que estás realmente mal. No puedes beber otra leche que no sea desnatada y rica en calcio. Ya no sales, ya no sueñas, ya no disfrutas.
Es el fin de la última etapa feliz de tu vida.
Es el momento de sentarse a esperar que todo pase.
Y vivir de los recuerdos de otra persona que estuvo en tu cuerpo y que ya se ha muerto.

A la que todo el mundo echa de menos.

Ácida S.

(S. De Sola y Sin Sentido...)