1.10.04

negro


Mi vida siempre le ha tenido mucho respeto al equilibrio, y si hay un post que se llama “blanco” para mí tiene que haber otro que se llame “negro”. El negro no es un color, es la ausencia de luz. Pero no vengo aquí a hablar de la oscuridad del corazón, eso ya lo haré en otro post… uno muy triste, cuando esté preparada, sólo quería compartir la armonía que he encontrado a lo largo de los años en vivir como si estuviera en otra época, una con castillos, guerreros a caballo con espadas, largos vestidos negros ceñidos a la cintura, corsés, muñequeras, brazaletes… eso que llamáis mundo gótico o siniestro y que ahora se relaciona con abrigos largos de cuero (antes góticos que de esa insufrible película llamada matrix) sombras de ojos, uñas negras, collares de pinchos, remaches, cruces, plataformas con hebillas, ropa de rejilla, terciopelos, crucifijos, gargantillas esclava, cadenas, tacón de aguja para los días especiales… en fin un mundo perfecto en negro y plata. En mi cabeza siempre han existido dos mundos perfectos, ese es uno. Ya sé que puede ser aburrido rodearte de cosas sin color. Pero tengo derecho a sentir que el negro me alegra, que me da serenidad y porqué no, entereza. Lo he tenido muy claro desde que era pequeña, yo iba a tener el pelo largo y negro, me iba a pintar los ojos de negro, iba a vestir de negro y me iba a gustar The Cure, Cradle of Filth y Marilyn Manson. Así creé mi entorno y evolucionó mi mente leyendo todo aquello que podía sobre cómo morimos, fui desarrollando cierta independencia económica que me permitía atesorar pequeñas reliquias, vestidos negros, faldas largas, botas de plataforma, camisetas de rejilla, lycras, ajustadas a mis huesos más que a mi carne, cadenas, botes de tinte negro para dejarme la melena cual peluca (tipo Virtudes o Azúcar Moreno qué se yo) pendientes de cruces, anillos de calaveras, crucifijos invertidos, ropa interior negra, libros de religiones no Cristianas… cuantos lápices de ojos habrán pasado por mis manos? esmaltes de uñas, brazaletes y muñequeras de pinchos? Aquellos tiempos. Y ahora que me he reinsertado en la sociedad, en el mundo laboral, no-liberal, en un mundo de hipocresía en que todo el mundo te juzga por lo que cree que ve, ahora que tengo algunas prendas de otros colores, (blanco, rojo y gris nada más) intento conservar alguna traza de mi misma, de la imagen que construí con tanto afán y tanto mimo. Y puede que vaya vestida de otros colores, pero siempre hay alguna cosa negra, o detalle, maquillaje no muy exagerado… que se cuela en mi indumentaria. Malory Malone es por similitud con Marilyn Manson, de donde sacaría Disney a Mickey Mouse?
Ácida S, nombre artístico (que glamour) que tiene otro significado muy distinto si lo leemos al revés. Que le voy a hacer! a diferencia de todos yo tengo sangre en las venas en lugar de horchata… Y durante mucho tiempo he aprendido a disfrutar con el sufrimiento ajeno. De pequeña te meten cosas muy raras en la cabeza y luego creces y la evolución hacia donde quieres ir es complicada, realmente hay que esforzarse por hacer siempre lo que uno quiere y no lo que está bien visto por la sociedad. No me hace falta ser cristiana, llevar un crucifijo con cadenita de oro al cuello de la comunión, no estoy ni bautizada…no he necesitado ser la más lista, ni la más guapa, ni tan siquiera la más rica. Por que ya era algo especial… ya era la más rara. Tampoco he tenido que llevar la carpeta forrada con fotos de bebé o de cantantes maricas famosos, ni quise ponerme mis primeros tacones o mi primera falda a los 14 porque todavía era una niña, realmente no quería ser una mujer y estaba mucho mejor en vaqueros o en chándal porque podía jugar al fútbol y pegar a otros niños cómodamente. Luego llegó el uniforme y esa ridícula faldita de tablas con camisa y en vez de colegialas parecíamos azafatas de congreso de 12 años, coletitas, horquillas de patitos, lazos, medias hasta la rodilla. Y mientras mis amiguitas jugaban a ser mujeres yo seguía siendo una cría ( y lo daría todo por volver) cambié las barbies por mi primera bici, mis juegos eran ayudar en casa, que la recuerdo siempre en obras, barriendo serrín, lijando maderas, quitando clavos de aquí, aprendiendo cosas allá, clases de inglés y de piano, de guitarra, de pintura, baile de salón, ir a escalar a la pedriza, artes marciales, y las niñas de mi clase pintando sus uñas rosas, poniéndose maquillaje que yo sólo utilizaba en carnavales o en las fiestas de navidad y fin de curso, disfrazadas de princesas que parecían prostitutas (la gente nace y luego se hace). En fin, tirando la infancia que años más tarde echarían de menos y darían por perdida.

Ahora miro hacia atrás y hacia delante y a pesar de que mi opción no parecía la más adecuada, me gusta todo lo que veo, lo que ya ha pasado y lo que me queda por vivir. El negro no es un color, es una forma de vida respetable como cualquier otra. Sin luz, sin dolor, a oscuras... Y quiero pensar que es en la oscuridad donde todos hemos vivido los momentos más felices.

Ácida S.

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