19.1.06

social distorsion



Hay una frase que me gusta mucho que dice algo así: “lo que haces cuando no tienes porqué hacerlo, determina lo que serás cuando no puedas remediarlo”.
Yo ya he hecho muchas cosas que no tenía porqué hacer, no tenía porque estudiar, ni porque tener tanta paciencia, no tenía porqué escribir ciertas cosas, ni porque aguantar a ciertas personas, pero al final uno se da cuenta que lo verdaderamente inteligente es aprender algo de cada situación, y sacar una virtud de cada problema, por lo menos para no ser de ese 70% de la población que vive ajeno al mundo real (sí, el de la realidad) y que todo lo arreglan/justifican con dos frases y con una actitud:

Frase 1: Lo que de verdad importa es que seas feliz.
Frase 2: No puedes ser así (que se contradice con la anterior claro)
Actitud: Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.

Sí, ese 70% de la población que se conforma con pensar que todo vale mientras puedan aclarar que ellos son así, que es su forma de ser y que es la correcta. Desde luego.
Si cada uno no pensara que su forma de ser es la correcta, su existencia no tendría ningún sentido en su mundo. Ese 70% de la población que pone tonos, sonitonos y politonos en su móvil, que se mueve por impulsos y que le da miedo vivir fuera del rebaño (de la piara…) Ese 70% de la población que se gastó el mes pasado 170 € de móvil por hablar con las amigas y amigos a los que ve todos los días, porque lo importante es la comunicación, y en mensajes de móvil para votar en operación triunfo, gran hermano la casa de tu vida o el concurso de a ver quien hace más el payaso antes de que se acabe el año, el mismo porcentaje que se apuntó a un gimnasio en Enero del año pasado y fue dos veces, y ahora le llama una señorita plástica y/o neumática a ofrecerles la oferta para el 2006 (y que seguro se volverán a apuntar con el firme propósito de ir, por lo menos, cuatro veces por semana).

Un poco de autocrítica.

El mismo porcentaje que está convencido que puede hacer lo que le da la gana, pero cuando lo hacen los demás, se sienten en seguida ofendidos, atacados, aludidos… y por supuesto, con pleno derecho de juzgar a quien se ponga delante en cosas que ni tan siquiera les competen. Y un psicólogo argentino mostrándote el camino…
Mi padre me ha dicho muchas veces, que vayas donde vayas, siempre va a haber alguien más listo que tu, más malo que tú, más fuerte que tu o más guapo. Por eso creo que no se puede ir por la vida de listo, ni de malo, ni de tio duro, ni de “impoluto” (ay que ver de que cosas me acuerdo) primero porque desde fuera es lo más ridículo que hay, y segundo, porque el día que llega alguien más ridículo que tu… la decepción es cuanto menos, intensa. Así que yo añado un corolario a la mejor frase de mi padre (después de aquella de: “eres como una veleta, vas donde te lleve el viento):
Corolario: Ya que no eres el mejor… sé el único.
Y me aferro a mi mundo cada día, y me niego a aceptar nada que no quiera, y busco y rebusco hasta encontrar lo que verdaderamente me llena, y no me conformo, porque entonces sería como los demás. Y viendo el panorama, de verdad, cuanto más lejos y más perra del infierno mejor.

Ácida S.
Leyendo: “I miss you” de René Goodman.

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