8.7.06

dos años


Empecé a escribir este blog hace (hoy) exactamente dos años, porque el Señor A me había roto el corazón. (sí TU)
Por veinte sitios. Encontré aquí un lugar donde podía soltar todo lo que me dolía por dentro.
Hay muchas lágrimas entre mis palabras. Muchas horas sin dormir. Los suspiros no los he contado.

Empecé una extensa etapa en mi diminuta vida para aprender bien que no se puede vivir de recuerdos, que el pasado nunca vuelve, que la esperanza no alimenta. Una etapa donde se supone que debía de tratar de superar este trauma, al que jamás me había enfrentado. Y estoy en ello. (sí TRAUMA)

No es porque la pasión sea irresistible. (no lo ERES) Es porque cada uno se toma las cosas de una manera. Y yo esto me lo tomé muy a pecho. A la duda frustrada de ¿quién te va a querer más que yo? le encontré la mejor respuesta: cualquiera que me quiera mejor, yo misma por poner un ejemplo. Aun no sé porque, pero ya me he dado cuenta que no debo buscarle la pregunta ni la respuesta. Tan sólo seguir esperando a que llegue ese día del que me habla la gente en que despertaré y mi primer pensamiento será de alegría, en vez de tristeza. Donde mi primera sensación sea de ilusión. (ya ves, a veces GANA el que PIERDE)

Han pasado grandes cosas desde entonces, y aunque sigo siendo la misma, hago balance y me cuesta admitir que me gusta más ahora. Todo lo que me rodea. Que cada vez miro menos al pasado, que intento día tras día crear nuevos recuerdos que pesen sobre los que ahora tengo. Para ir subiendo. Si en mi intento me he llevado a alguien por delante, disculpen mi atropello emocional, nadie es perfecto. Si he ayudado a alguien, aunque sea sólo a una persona. Entonces todo habrá valido la pena y seguiré escribiendo. Como desahogo. Como rutina. Como queja. Como disciplina. El que publica... es el editor. El escritor es el que escribe. Y yo escribo a todas horas. Cuando me leen y también sin que me lean. Cuando gusto y cuando me odian. No tengo día ni hora, sólo apunto frases por ahí, leo cosas que me sugieren ideas y luego me viene la historia. Evito hablar de mí, aunque a veces lo hago. Evito hablar de ti… pero siempre te acabo mencionando.
Pero no me callo nada. Ni tampoco me lo guardo.

Y ahora el medio ha justificado [sustituido] el fin. Se lo ha comido con patatas. Ahora este mi diario ha destruido mi trauma y se ha convertido por si solo en lo más importante. Restándole importancia a cualquier cosa que me ocurra fuera de esta dimensión, de este mundo paralelo que he creado con todo mimo y cariño. Soñadores ilusionistas, hay esperanza para vivir de la imaginación.

Creo que es lo único en mi vida que me da todo sin pedir nada a cambio.

Ácida S.

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