17.9.06

devuélveme mi CD

Cuando dos personas presuponen que se quieren, empiezan a compartir el día a día, zarpan desde el barco de la convivencia a ninguna parte y todas las cosas materiales de ambos se mezclan con armonía y pasión. Todo encaja.
Tus libros con mis libros, tus cds entre mis cds en estricto orden alfabético, los cargadores del móvil y los cepillos de dientes. La toalla azul, al lado de la toalla rosa.
Los días que uno se encuentra mal, sólo, triste, asustado, mirar dichos objetos consuela, él no está pero está su ropa, no está en casa pero puedo ver sus zapatillas al lado de su pijama.
Cuando uno discute entonces las mira con desprecio.
Porque coño tiene que tener dos cepillos de dientes si apenas cabe el mío, tres cajones para ella sola y yo solo uno, que pasa que no tengo derecho a guardar mi ropa, o.. Dios que son todos esos cables y esos chismes encima de la mesa así no se puede pasar el pronto.
Todo lo que empieza termina, tan triste como cierto.
Todo en esta vida tiene un principio y un fin, es sólo lo de en medio lo que importa, el resto solo son las solapas de las etapas que se suman y siguen.
Y el día del fin, el día de hacer las maletas y dejar de compartir la vida, llega con paso firme, cuando uno ni se lo espera.
Entonces hay que deshacerlo todo, y si ha pasado mucho tiempo, todo objeto parece propio, y además del mal trago emocional de la separación, hay que pasar por la guerra visceral de qué cosas puedes llevarte y cuales no, una negociación dura y llena de malas caras, gritos, forcejeos y portazos. Entonces uno empieza a asociar recuerdos a las cosas, aunque siempre hayan sido cosas, ahora son trozos de la relación. Fotos del pasado que nunca se han hecho, en forma de bolígrafo, de bufanda del Atlético de Madrid, en forma de carpeta, o en forma de disco.
Después?
Espacio.
Mucho espacio. Expansión inmediata en los cajones vacíos, tirar cosas que hemos mantenido por respeto, nueva decoración, visita abnegada al Ikea, redecora tu vida.
Y cambiar todo aquello que era, por lo que es.
Y cada nueva llamada telefónica, cada visita, cada mail, tendrán el mismo asunto...


Ácida S.

No hay comentarios: