1.9.06

writeline


Más que escribir, me gusta leerme después.
Sólo puedo escribir cuando estoy sola, cuando me siento sola. Es como hablar conmigo misma para que mi “yo” más profundo - el que siente - pueda comunicarse con mi “yo” esencial - el que padece -

Aun no has llegado a los treinta.
Un día llegas a casa y tratas de abrir la puerta con el billete del metro, intentas cambiar de canal con el móvil y golpeas el aparato contra la mesa pensando que no funcionan las pilas, aunque sabes que golpeándolo tampoco funcionará.
Usas más de 15 productos para tu salud y tu higiene. Cuando te vas a acostar, confundes el Rhinospray con el Vispring, y pulverizas tu ojo con spray nasal. El cansancio pudo con tu capacidad de disociación de dos botecitos parecidos. Utilizas cremas anticelulíticas sin resultados, contorno de ojos, crema de manos, productos que nunca habrías imaginado “imprescindibles” para tu rutina diaria.
Cepillas tu pelo y al limpiar el peine descubres una maraña de pelos largos que sólo necesitan hacer miau para parecer un gato. Tu madre te dice en su visita trimestral “cómo” se te ha puesto el culo desde que te has ido de casa.
Te sientes más cansada que nunca pero no haces tantas cosas como antes. Te planteas operarte la nariz, y ponerte silicona en Venezuela.
Intentas cocinar sano y cuando apenas lo estas consiguiendo te viene un momento de sensibilidad y no puedes evitar el atracón de hägen dazs con nuez de macadamia. Ya no te levantas con la hora pegada al culo, porque ahora no puedes salir de casa sin haber estudiado tu vestimenta, sin haberte duchado y haber utilizado las tres fases de productos clinique en tu cara, el jabón, el tónico, la crema dramatically moisturizing, el pore-minimizer, el contorno de ojos con fps 15, el bálsamo labial… ya no eres sexy sin peinar, ahora recurres a la coleta perfecta y con gomina porque con el pelo suelto pareces la de la papelina de enfrente del portal, todo el mundo te siente delgada, pero tu te sientes cada día menos atractiva y más gorda. Trabajas 10 horas, duermes 9 y si puedes te echas la siesta. Discutes con tu pareja para averiguar quien se ha tomado el último yogur desnatado. Tus conversaciones pasan de grupos de música, conciertos y cuadros de Kandinsky, al mundo rosa, discusiones sobre champú y poner verde a cualquiera. Psicología barata sobre cómo debería ser todo el mundo. Y entre estupidez y estupidez una siempre acaba diciendo: la gente está fatal. Pero eres tu la que estás realmente mal. No puedes beber otra leche que no sea desnatada y rica en calcio. Ya no sales, ya no sueñas, ya no disfrutas.
Es el fin de la última etapa feliz de tu vida.
Es el momento de sentarse a esperar que todo pase.
Y vivir de los recuerdos de otra persona que estuvo en tu cuerpo y que ya se ha muerto.

A la que todo el mundo echa de menos.

Ácida S.

(S. De Sola y Sin Sentido...)

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