15.9.07

ilusiones


Y él continuó: "Si un hombre le dijera a Dios que su mayor deseo consistía en ayudar al mundo atormentado, y a cualquier precio y Dios le contestara y explicara lo que debía hacer, ¿tendría el hombre que obedecer?"

"¡Claro Maestro!" exclamó la multitud. "Si Dios se lo pide, deberá soportar complacido incluso las torturas del mismo infierno"

[...]

"¿Y qué haríais", preguntó el Maestro, "Si Dios os hablara mirandoos directamente a los ojos y os dijera 'OS ORDENO QUE SEÁIS FELICES EN EL MUNDO MIENTRAS VIVÁIS'?, ¿Qué haríais entonces?"

Y la multitud permaneció callada y no se oyó una voz, ni un ruido...

* * * Richard Bach * * *

Pero el hombre nunca aprende.

Porque no está preparado para vivir sabiendo que tiene que morir en el último capítulo. En el libro de mi existencia yo aun no he escrito ninguno. Eso sí, estoy nominada para mejor actriz secundaria. Es más sencillo seguir la corriente y que "lo de siempre", "lo cómodo" o "lo aparentemente normal", gobierne nuestra miserable vida y cada uno de los segundos que nos quedan. Irrepetibles. Insustituibles.

Si a un hombre le muestras el futuro, le quitas el futuro. Lo que nos queda es hoy y mañana. Nada más. ¿Dentro de un mes, de una semana? No me vale. Lo siento, no me llega la esperanza.

No le doy tiempo al tiempo porque no sé lo que tengo y la palma de mi mano muestra una línea corta y fina. Yo sóla he decidido hace años que mientras no posea una caja acolchada que guarde mi esqueleto a dos metros bajo tierra, nada será un drama.

Cuando uno decide la vida que quiere y la compara con la vida que tiene, debería preguntarse también "¿a que precio?".
Espero que cuando pregunten a mis hijos en el colegio, eso de 'qué quieres ser de mayor', sean sinceros y contesten lo que esta generación les ha enseñando: 'el más rico del cementerio'.

Sigo. Me enamoro de todo, me conformo con nada. Y aunque tenga esta cara de desganada, de que nada me importa, de que poco me afecta, lo grabo todo a fuego en mi memoria, para no dejar deudas a nadie, porque yo, como todo el mundo sabe, a tenor de mi rencor, nunca me quedo con nada que no sea mío.

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