no me da miedo decir que hoy me he levantado pensando que nada poseo
que si alguna vez creí tener algo "mío" fue más un acto de dominio propio y de egoísmo infantil que de adjudicación divina
no me sorprende que a día de hoy no pueda perder nada, ya que todo lo que tengo lo llevo conmigo, de modo que la única desgracia verdadera para mí sería acabar bajo tierra
y eso es algo inevitable, que acabará por suceder
cosa que me anima a vivir cada día como si fuera el último, como si la niña de la foto, que no es otra sino yo, nunca jamás hubiera crecido y necesitara estar saltando a cada instante desde la piedra más alta
nunca tuve vértigo a nada
No hay comentarios:
Publicar un comentario